Lavaderos de Barahona (Soria)

Barahona es un pueblo al sur de la provincia de Soria, a unos 62 km. de la capital, al límite con Guadalajara. Pertenece a la comarca de Almazán.

Su iglesia de San Miguel de estilo barroco está situada en un alto que denominan del castillo pues seguramente en la antigüedad existió allí un castillo o atalaya como las que hay por sus alrededores. En ella escuchó misa el rey Felipe V cuando iba a Ágreda a ver a la Venerable Sor Mª Jesús.

Sus habitantes se dedican en mayor medida a la agricultura y en sus tierras hay zonas de Especial Protección de Aves conocidas como Altos de Barahona, territorio de la alondra ricotí.

También es famosa en Soria y alrededores por su relación con las brujas. Numerosas fueron juzgadas en tiempos de la Inquisición y hay lugares señalizados relacionados con ellas como piedras o pozos Arones.

Tiene lagunas en sus cercanías y seguramente estas aguas son las que abastecían los pozos que hay en las zonas donde se encuentran los dos lavaderos que posee el pueblo a unos 500 metros de su casco urbano uno en cada esquina del pueblo. Posiblemente se hicieron en antiguos asentamientos celtíberos dado las piedras que los rodean.

Lo peculiar de los lavaderos de este pueblo es que no hay una poza rectangular, comunal, dividida en dos, si no cubículos individuales de piedra de una sola pieza.

Tienen forma rectangular y en uno de sus lados más estrechos una zona para restregar la ropa y en el opuesto un agujero que se tapaba con trapos. Se llenaban con agua de un pozo que hay en cada uno y que hoy en día están clausurados con rejas y ramas o una tapa de metal.

 

 

 

 

 

 

 

 

Tienen forma rectangular y en uno de sus lados más estrechos una zona para restregar la ropa y en el opuesto un agujero que se tapaba con trapos. Se llenaban con agua de un pozo que hay en cada uno y que hoy en día están clausurados con rejas y ramas o una tapa de metal.

Cada mujer normalmente tenía su pila e incluso dejaba en ella un pequeño cubo con el jabón que hacían en casa con sebo y sosa e incluso ceniza.

Si visitamos hoy estos lavaderos, casi únicos en Soria, pues hay otro de igual características, vemos cada conjunto cubierto de hierba dando al lugar un aspecto de parque bucólico pero que aún así nos recuerda los trabajos duros que en ellos se realizaban.

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